Muy pocas de los cientos de compañías que han volcado su pasión y sus recursos en la consecución de la reproducción musical perfecta en el hogar reflejan mejor el perfeccionismo industrial, la sofisticación tecnológica, el refinamiento estético y la pasión por los más mínimos detalles del más deslumbrante High End genuinamente japonés como Esoteric (su nombre completo es “Teac Esoteric Company”), una marca que desde el mismo instante de su presentación en sociedad se convirtió en un referente para los amantes del sonido absoluto gracias a unas siglas: VRDS.
“VRDS” significa “Vibration-Free Rigid Disc Clamping System” (que podría traducirse por “Sistema de Fijación Rígida del Disco Libre de Vibraciones”) y ya en momento en que vio la luz dejó muy claro que era mucho más que “otro invento audiófilo” para mejorar la calidad sonora de los discos compactos por cuanto se materializaba en una compleja estructura mecánica en la que la totalidad del disco era presionado en toda su superficie (y no solamente en el eje de rotación) con el fin de minimizar alabeos y otros defectos que en los sistemas convencionales obligaban a que los sistemas de corrección trabajaran a marchas forzadas, con la correspondiente demanda instantánea de energía y los problemas que ello comportaba para la fuente de alimentación.
Evidentemente, la ejecución de un sistema tal que resultase rápido, silencioso y, sobre todo, fiable, constituía todo un reto en términos de precisión de los mecanizados, diseño de los servomecanismos de control y un largo etcétera. Y ahí entraron en juego el purismo de los ingenieros de Teac/Esoteric y los enormes recursos de la marca, que consiguió además poner a punto sistemas VRDS de diferentes niveles de precio.